La Sandunga en el Bicentenario: Apropiación de un son istmeño por la industria televisiva.
Capítulo 2. El Ángel de la independencia, monumento legitimado y legitimador de la historia

“Mira todas esas estatuas, porque cada una de ellas tiene una historia y guarda un recuerdo que no te puedo detallar, pero que condensa un momento de México”.
 
Salvador Novo

El Ángel de la Independencia, monumento legitimado y legitimador de la historia y su relación con La Sandunga en el Bicentenario. Un son istmeño apropiado por la industria televisiva.

El monumento al Ángel de la Independencia es una pieza arquitectónica que fue comisionada por el presidente Porfirio Díaz para honrar a los personajes que -de acuerdo a la historia oficial- contribuyeron a liberar a la Nueva España del yugo de la monarquía española. Representa también el nacimiento de una sociedad en apariencia moderna construida a partir de los preceptos ilustrados en boga: igualdad, fraternidad y libertad.

A partir de la segunda mitad del siglo XX el Ángel de la Independencia devino en un punto de encuentro y convivencia obligado para diversas manifestaciones de la sociedad mexicana, desde las más pasajeras, hasta aquellas que han quedado en el registro de la historia como testimonio de las grandes transformaciones culturales del país1. Este fenómeno quizá puede atribuirse entre otras causas, a la necesidad de las sociedades modernas por resignificar sus símbolos  a  través de sus luchas.

El Ángel de la Independencia destaca principalmente por su ubicación, emplazada en la tercera glorieta de la avenida Reforma, avenida que por sus cualidades puede considerarse la de mayor importancia política y económica del país, pues no solo es un corredor urbano que concentra una cantidad numerosa de edificios pertenecientes a las corporaciones que influyen en la economía mundial, sino además, es un corredor a través del cual se conectan los principales centros de poder del Estado y sus dependencias, desde Los Pinos hasta Palacio Nacional. En sus arterias convergen centros de entretenimiento, restaurantes, viviendas, museos, hoteles, centros de servicio y embajadas que elevan su plusvalía y seguridad haciendo de ella un espacio urbano a través del cual es posible construir la imagen de un país que, en apariencia, posee una economía sólida, una sociedad igualitaria y una tecnología de vanguardia.  

El Paseo de la Reforma fue un proyecto de urbanización que tuvo como meta la creación de un corredor que conectara el Castillo de Chapultepec con el Palacio Nacional. Fue impulsado por Maximiliano de Habsburgo quien hizo trazar en su primera etapa el tramo comprendido entre el Castillo y el Paseo de Bucareli donde estaba emplazada la estatua de Carlos IV. Se diseñaron entonces cinco glorietas en tramos de 500 metros, siendo la central de 120 metros de diámetro y de 110 metros el resto, en una distancia que entre el acceso al Bosque de Chapultepec y la Plazoleta de Carlos IV era de tres kilómetros y medio. No fue hasta la muerte de Benito Juárez en 1872, que su nombre cambió de Paseo del Emperador a Paseo de la Reforma.

Durante el  mandato de Sebastián Lerdo de Tejada se impulsó el paseo con la siembra en la arboleda de fresnos y eucaliptos, posteriormente en 1891, el desarrollo urbanístico del Paseo de la Reforma continuó con el cegado de las zanjas que habían desde Bucareli hasta Chapultepec y se niveló el piso, un año más tarde, para conmemorar la Batalla de Puebla el Paseo estrenó dos  obras escultóricas de gran formato; Itzcóatl y Ahuízotl2, a estas le siguieron el monumento a Colón, el monumento a Cuauhtémoc y la construcción del Panteón patrio3. Para 1896, se construyó la estación Colonia del Ferrocarril Nacional Mexicano y se comunicó con Tacubaya y la Calzada de la Verónica. A los lados de la arteria surgieron colonias como la Americana, a la que Díaz cambió su nombre por el de Juárez; la de los Arquitectos, La Teja o del Paseo al sur y, más tarde, la Condesa y la Roma, autorizadas en 1902.

Imágen de Izcóatl, una de las esculturas de los llamados “ indios verdes” en el canal de la viga.  Foto: Área de Acervos históricos de la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero, UIA.
Izcoatl, Una de las esculturas de los llamados “ indios verdes” en el canal de la viga. Autor no identificado. Área de Acervos históricos de la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero, UIA.

Cuatro ejemplos de esculturas que conforman el panteón patrio.
De izquierda a derecha: Juan José de la Garza. Escultura: Federico Homdedeu; Francisco Primo de Verdad y Ramos. Escultura: Jesus F. Contreras; Francisco Sánchez de Tagle. Escultura: Jesús F. Contreras; Pedro José Méndez. Escultura: Federico Homdedeu.
Fotografía por Cesar Flores.
Cuatro ejemplos de esculturas que conforman el panteón patrio. De izquierda a derecha: Juan José de la Garza. Escultura: Federico Homdedeu; Francisco Primo de Verdad y Ramos. Escultura: Jesus F. Contreras; Francisco Sánchez de Tagle. Escultura: Jesús F. Contreras; Pedro José Méndez. Escultura: Federico Homdedeu. Fotografía por Cesar Flores.

Al paso del tiempo el Paseo comenzó a despuntar como un proyecto urbanístico de vanguardia cuyo objetivo fue equipararse a Campos Elíseos de París, avenida por la que Díaz sentía gran predilección. Para dar seguimiento a esta empresa, en 1889, Díaz emitió un decreto firmado por el regente José Cevallos en donde instaba a particulares a invertir su capital en la zona4, con ello, el Paseo se constituyó como un espacio privilegiado de la ciudad de México reservado para la oligarquía y los grupos burgueses emergentes, en ella se erigieron las residencias del arquitecto Emilio Dondé, la de Nicolás de Teresa y de Felipe Martel, luego convertidas en el Hotel Imperial, la de la familia Gayoso y la de Víctor Zorrilla, así mismo, se edificaron otras de carácter comercial como  el Café Colón, el Hotel Royal, la Fundición Artística Mexicana, el Hotel Reforma y el Hotel Astoria. Con este escenario el Paseo no solo se consolidaba como un espacio que concentraba el capital financiero sino también, como un museo al aire libre que concentraba -a través de su estatuaria- los símbolos de una identidad mexicana construida paulatinamente por el Estado.  

Foto de las viviendas de Martel y de Teresa.Muestra del señorío de otra época que aún subsiste en el Paseo de la Reforma.
Fotografía: Centro de Información Gráfica, AGN.
Foto de las viviendas de Martel y de Teresa.Muestra del señorío de otra época que aún subsiste en el Paseo de la Reforma. Fotografía: Centro de Información Gráfica, AGN.

Bajo esta inercia y con motivo de la conmemoración del Centenario de la Independencia, el presidente Díaz retomó una idea que se había frustrado en numerosas ocasiones y por diversos motivos, y la cual tenía por meta honrar la memoria de los héroes de la  independencia.

A partir de la consumación de la independencia en 1821, el fervor nacionalista impulsó a los nuevos actores políticos a materializar en obras la idea de nación independiente. No tardó mucho tiempo para que un año después en 1822, se erigiera en la ciudad de Celaya Guanajuato la primera columna de la independencia a cargo del artista Francisco Eduardo Tresguerras y ocho años después, otra más en el poblado de Huichapan en el estado de Hidalgo.

En 1843, el gobierno de Antonio López de Santa Anna lanzó una convocatoria para erigir en la capital de la República “un monumento consagrado a la memoria de su gloriosa independencia”. El proyecto de construcción se adjudicó al arquitecto Lorenzo de la Hidalga, aunque el ganador había sido otro de los concursantes5. Debido a las condiciones políticas y sociales por las que atravesaba el país, el proyecto no fue llevado a cabo, y sólo quedó el testimonio de aquel intento en una litografía de Pedro Gualdi y en el levantamiento de un zócalo con una altura de dos varas sobre el cual quedaría emplazado en el centro de la Plaza Mayor.

En 1864, conmovido por el caluroso recibimiento de los mexicanos, Maximiliano de Habsburgo nuevamente retomó la idea de construir un monumento a la independencia en la Plaza Mayor para honrar a sus héroes, su propuesta se destacó de las anteriores por mencionar el nombre de quienes deberían estar representados en el monumento6. 

Al igual que en el gobierno de Santa Anna, Maximiliano lanzó a través de José Salazar Ilarregui, subsecretario de Fomento, una convocatoria a ingenieros y artistas para diseñar el monumento a la Independencia, sin embargo, las propuestas recibidas y la idea de Maximiliano sobre el  diseño de la obra jamás llegaron a coincidir, no obstante, la huella que dejaron las propuestas de Maximiliano, así como aquellas  realizadas durante su mandato contribuyeron a que posteriormente fueran consideradas para la realización del actual monumento. Entre ellas se ubican la idea de representar a Hidalgo, Morelos y Guerrero, así como la Ley y la Justicia.

Desde 1887, Porfirio Díaz nuevamente concibió la idea de “levantar un monumento en memoria de nuestra emancipación política” y a los héroes que la habían logrado. Se aprobó para tal efecto un proyecto del arquitecto Ramón Rodríguez Arrangoity y se celebró un contrato para erigirlo firmado por el general Vicente Riva Palacio, secretario de Fomento, y Julián Gutiérrez, no obstante, no se llevó a cabo. Fue hasta 1886 que Carlos Pacheco, Secretario de Fomento, expidió una convocatoria para la creación de un recordatorio para los héroes de la Independencia. Dentro de la convocatoria se establecían catorce cláusulas que especificaban -entre otras- la construcción de un monumento en la tercera glorieta del Paseo de la Reforma; la utilización de los mejores mármoles del país, el emplazamiento de la escultura de Miguel Hidalgo como figura central del monumento y la inclusión de dos a cuatro fuentes como elementos de ornato.

Los ganadores del concurso fueron los arquitectos Clauss y Schultze de Washington; sin embargo, al no convencer el proyecto a Díaz, éste los indemnizó a cambio de no realizar su obra.

Fue hasta el 13 de mayo de 1891 cuando el proyecto del monumento a la Independencia pasó por decreto a la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas que, a cargo de Francisco Z. Mena encomendó a Antonio Rivas Mercado su construcción.

El 2 de enero de 1902, Díaz colocó la primera piedra del monumento conmemorativo al Ángel de la Independencia de México, fecha a partir de la cual su construcción pasó por una serie de adversidades de carácter técnico y económico entre las que se encontraron el desplome en 1906 de la cimentación primaria; el comienzo hacia 1907 de una nueva cimentación reforzada; y el incremento paulatino del costo original de la obra cuya cifra final fue de dos millones de pesos.

Después de ocho años, el Ángel de la Independencia fue finalmente inaugurado el viernes 16 de septiembre de 1910, en el marco de los festejos en conmemoración al centenario de la independencia, en una suntuosa ceremonia que reunió a los miembros del régimen de Díaz, invitados extranjeros, así como familias pertenecientes a las clases más altas de la sociedad mexicana.

Los distintos discursos que acompañaron esta ceremonia estuvieron presididos por el ingeniero – arquitecto Antonio Rivas Mercado, el licenciado Miguel S. Macedo, Subsecretario de Gobernación y el diputado Salvador Díaz Mirón, al que finalmente le siguió Díaz quien, tras declarar el monumento oficialmente inaugurado, se trasladó al Palacio Nacional para presidir el desfile militar.

De acuerdo con la ideología del Porfiriato, el Ángel de la Independencia se preveía como una obra compuesta por una simbología que contribuiría a reforzar la historia oficial que el régimen construía, además de continuar con el diseño arquitectónico de corte francés adoptado décadas anteriores. Fue con seguridad esta última característica por la que Porfirio Díaz sintió predilección por el trabajo de Antonio Rivas Mercado, quien alcanzó el título de ingeniero – arquitecto en la Escuela de Bellas Artes de París, donde tuvo como maestro a Charles Garnier, quien proyectó el afamado Teatro de la Ópera. A su regreso a México se destacó por la realización de la Aduana de Santiago, la obtención del primer y segundo lugar para reformar la fachada del Palacio Nacional y la conclusión -junto con el arquitecto Alberto Malo- del teatro Juárez en el estado de Guanajuato.

Rivas Mercado manifestó las distintas influencias de las que se nutrió para diseñar el Ángel de la Independencia. Entre ellas menciona las columnas de Trajano y Antonina en Roma, así como las de Vendôme y Julio en la plaza de la Bastilla en París. No obstante, estudiosos del tema afirman que Rivas Mercado omitió mencionar el monumento a los Girondinos de la ciudad de Bordeaux, obra que data de 1902 y que posee elementos arquitectónicos empleados en el monumento a el Ángel de la Independencia. Entre estos se enumeran la altura de más de 43 metros, las estrías de la columna, la forma de resolver el cuadrángulo de la base con su escalinata, el remate, los barandales, los conjuntos de faroles en los cuatro ángulos y el manejo de frases que aluden al triunfo de la República que celebró el conjunto.

En el discurso inaugural del 16 de septiembre de 1910 Antonio Rivas Mercado declaró:

En todas estas columnas se trata de conmemorar o las hazañas de un hombre o el triunfo de una idea, mediante una sencilla disposición arquitectónica; la columna descansa sobre su pedestal prismático y ornamentado con atributos simbólicos, en bajo relieve. El fuste lleva enrollado en espiral la historia del héroe, o bien se halla estriado o con anillos e inscripciones. El capitel, más o menos rico, soporta en la mayoría de los casos una estatua7.

Afirmó también que la obra conservó elementos de la propuesta de Lorenzo de la Hidalga tal como las estatuas sedentes, realizadas por el escultor italiano Enrique Alciati, quien también hizo la escultura de la Victoria, inspirada en la Victoria de Samotracia que se localiza al final de la escalera de acceso al primer piso del Museo de Louvre. También conservó la interrupción de las estrías en el fuste de la columna, las águilas del capitel y la escultura de la cúspide, la única dorada.

Actualmente este conjunto arquitectónico está emplazado sobre una plataforma revestida por elementos geométricos hechos a base de  mosaicos de mármol, a la que se asciende por dos conjuntos de escalinatas. La escalinata superior ostenta en cuatro puntos balaustradas con obeliscos que portan a su vez cuatro arbotantes decorados por mascarones de leones en estilo Art Nouveau que dan sentido al ensanche de la masa arquitectónica.

En la base del Ángel de la Independencia se encuentra un mausoleo que, desde 1925, guarda los restos de los héroes de la independencia8. Del lado opuesto, se encuentra un pebetero que contiene una lámpara votiva de corte prehispánico. En una tercera cara de la base se observa una puerta con medallón representando un perfil de mujer que conduce al interior del monumento. En su interior se encuentra la escultura de Guillen de Lampart y posteriormente una escalera de ciento setenta y dos peldaños que conduce a la plataforma donde se localiza La Victoria alada.

Urna elaborada que guarda los despojos mortales atribuidos a los héroes Hidalgo y Allende, en su traslado de la Catedral a las criptas de la Columna de la Independencia el 16 de septiembre de 1925.
Fotografía: Manuel Ramos
Urna elaborada que guarda los despojos mortales atribuidos a los héroes Hidalgo y Allende, en su traslado de la Catedral a las criptas de la Columna de la Independencia el 16 de septiembre de 1925. Fotografía: Manuel Ramos

En las esquinas que conforman la base están emplazados cuatro pedestales sobre los que descansan las esculturas que representan la Paz, la Ley, la Justicia y la Guerra. Al centro, se encuentra un león cargado de laureles que es conducido por un genio que simboliza la poderosa voluntad del pueblo, encadenada por la fuerza superior de la Ley.

En la basa se observa una placa de mármol con la leyenda “La nación a los héroes de la independencia” y por encima de ella al pie de la columna, se erigen cuatro esculturas en cuyo centro destaca la figura de Miguel Hidalgo, acompañado por dos mujeres; una escribe en un libro la historia y la otra le ofrece un ramo de laurel. Al costado de esta última están representados los personajes de Vicente Guerrero y Nicolás Bravo, por el otro, junto a la Historia, se representan los personajes de José María Morelos y Francisco Javier Mina.

Al paso de los años el Ángel de la Independencia continuó renovando el discurso patriótico mediante la transformación de su diseño. Ejemplo de ello fue la sustitución del nombre de Agustín de Iturbide por el de Belisario Domínguez en la placa conmemorativa ubicada en la base del monumento en 1921 durante la presidencia de Álvaro Obregón; la creación de las criptas para guardar los restos de los héroes de Independencia  en 1925; el adosamiento del nicho para colocar una lámpara votiva en 19299 y la exhumación de los restos de los héroes  en 2010.

Pebetero de estilo nacionalista para mantener encendida permanentemente la flama de la libertad en homenaje a los héroes. Adosada El 1ro de abril de 1929.
Fotografía: CMA
El 1ro de abril de 1929 se adosó a la columna de la independencia el pebetero de estilo nacionalista para mantener encendida permanentemente la flama de la libertad en homenaje a los héroes. Fotografía: CMA

El temblor que azotó a la ciudad de México el 28 de julio de 1957 hizo caer a la Victoria alada causándole daños irreparables obligando al jefe del Departamento del Distrito Federal, el licenciado Ernesto P. Uruchurtu a designar al escultor José María Fernández Urbina como el responsable de la restauración de la pieza, sin embargo, éste determinó que tendría que ser necesario volver a construir la cabeza, un brazo y uno de los jarrones. De esta forma la cabeza original fue ubicada a la entrada del Archivo Histórico de la ciudad de México. La columna también sufrió daños, por lo que se reforzó con la introducción de un tubo metálico de 35 metros de altura en su interior.

Es de importancia subrayar que el monumento a el Ángel de la Independencia es una pieza cuyo diseño y manufactura es de origen extranjero, característica que en buena medida nos revela un aspecto cultural arraigado en el mexicano quien importa y adapta estilos foráneos en pos de sepultar de manera paulatina su estirpe haciendo de occidente no sólo el modelo cultural a seguir, sino también, aquel a través del cual se reconoce. ¿Sería posible bajo estos términos hablar de una real y genuina independencia?

A cien años de su inauguración el monumento a el Ángel de la Independencia es el escenario bajo el cual la xenofilia persiste en el marco de un concierto de música mexicana versionada por un compositor ruso y bajo la interpretación de una Orquesta Filarmónica norteamericana.

Notas.

  1. Entre los sucesos más destacados en el Ángel de la independencia se encuentran la Marcha del Silencio llevada a cabo el 27 de agosto de 1968 donde por primera vez, el Ángel fungió como tribuna de los oradores que alzaron la voz contra el régimen dictatorial de Gustavo Díaz Ordaz; los festejos del 11 de junio de 1970 con motivo del triunfo de la selección mexicana de futbol ante la selección de Bélgica donde México fue el país anfitrión del Campeonato Mundial; las manifestaciones en apoyo al EZLN a lo largo de 1994; la celebración del triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas a la jefatura del Gobierno del Distrito Federal en 1997; la celebración del triunfo de Vicente Fox a la presidencia de la república en el año 2000; las manifestaciones en repudio a la imposición presidencial de Enrique Peña Nieto en 2012 y más recientemente las manifestaciones de 2014 en repudio a la desaparición forzada por parte del gobierno de Enrique Peña Nieto de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos en el estado de Guerrero.N. ↩︎
  2. Renombradas posteriormente por los habitantes de la ciudad como “Los indios verdes”, mismas que fueron trasladadas en 1898 al Canal de la Viga y que hoy día se encuentran finalmente emplazadas en la avenida insurgentes a la altura de la salida a la carretera a Pachuca. Cfr. Carlos Martínez Asaad, La patria en el Paseo de la Reforma, México, D.F., Tezontle, 2011, p. 34 ↩︎
  3. Conjunto de treinta y ocho esculturas colocadas a lo largo del Paseo de la Reforma entre el tramo que va del Castillo de Chapultepec a lo que hoy es el Caballito de Sebastian donde antiguamente se encontraba la estatua de Carlos IV. Ibíd.,pp.41-55. ↩︎
  4. Para ello exentó del pago del impuesto predial durante diez años a quienes construyeren hacia una y otra margen de la Calzada de la Reforma, entre las cláusulas se pedía que cada edificio tuviera un jardín de al menos ocho metros de fondo y que el frente estuviese cultivado durante diez años con el propósito de contribuir al embellecimiento y salubridad de dicha calzada. Ibíd.,p.60. ↩︎
  5. Su propuesta de columna tenía en su basamento un cuadrángulo que albergaría el panteón de los héroes y dejaría en la segunda parte una tribuna para que desde allí se pronunciaran discursos y oraciones cívicas en las fiestas nacionales. En cada esquina de esa planta se construirían cuatro esculturas colosales para representar la Justicia, la Ley, la Fuerza y la Vigilancia, las cuales debían sostener lo que sería propiamente la columna, con 24 estrías verticales que representaban a los departamentos que componían la república centralista. Estaría, además, adornada con laureles labrados en relieve, en honor a los hechos gloriosos. La planta sería circundada por varios faroles y el conjunto coronado con una figura alada que,aunque no se definía con exactitud, debía materializar la idea del ángel de la libertad o de la victoria que estaba de moda en Europa. Ibíd.,p.23 ↩︎
  6. En una carta dirigida a a Joaquín Velázquez de León, ministro de fomento, describió su propuesta: En la base de la columna se colocarían las esculturas de los primeros héroes; rápidamente nombra a Hidalgo, Morelos e Iturbide quedando el ocupante de la cuarta esquina sin especificar. En el fuste de la columna irían escritos con letras de bronce dorado los nombres de los demás caudillos insurgentes. La columna estaría coronada por una escultura en bronce que representaría a la nación. Ibíd.,p.25 ↩︎
  7. Ibíd.,p.92. ↩︎
  8. Esta iniciativa fue llevada a cabo por el Presidente Plutarco Elías Calles, quien mando a construir las criptas debajo del monumento, las cuales fueron oficialmente inauguradas el 16 de septiembre de 1925 y que contienen los restos de Juan Aldama, Ignacio Allende, Nicolás Bravo, Vicente Guerrero, Miguel Hidalgo y Costilla, José Mariano Jiménez, Mariano Matamoros, Francisco Javier Mina, José María Morelos y Pavón, Andrés Quintana Roo, Leona Vicario, Guadalupe Victoria, Pedro Moreno y Víctor Rosales. Ibíd.,p.115. ↩︎
  9. Iniciativa impulsada por el presidente interino Emilio Portes Gil en 1929 quien argumentó que “era una de las obligaciones del Departamento del Distrito Federal estimular y mantener vivo el sentimiento patriótico”. Por ello emitió un decreto en el que se haría una guardia todos los días del año de 12 a 12:30 en el que participarían las secretarias del Despacho, los Departamentos del Ejecutivo, las demás dependencias del gobierno federal y, especialmente, los establecimientos educativos oficiales; y se invitaría, además, a los miembros del Poder Judicial y del Poder Legislativo, a los gobiernos de los estados y a las corporaciones obreras y campesinas, al resto de las agrupaciones sociales (de profesionistas, de comerciantes, deindustriales, de empleados, etcétera) y a los órganos periodísticos del país. Para dicha guardiase mandó construir un pebetero que diseñó el arquitecto Enrique Mariscal, quien se inspiró en elestilo art deco y elementos del arte prehispánico. Ibíd.,p.127-128. ↩︎

Otras Imágenes.

  1. Portada: EneasMx, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons
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