Se escribe la historia, pero siempre se ha escrito desde el punto de vista de los sedentarios,…incluso se habla de nómadas. Lo que no existe es una nomadología, justo lo contrario de una historia.
El movimiento estudiantil de 1968 y la matanza de Tlatelolco, fueron sucesos que marcaron el quehacer artístico de los años setenta. Grupos como MIRA TAI (Taller de Arte e Ideología), TACO (Taller de arte y comunicación de la perra brava) y Germinal, desarrollaron un trabajo esencialmente político, lo que motivo posteriormente a Adolfo Patiño y Francis Alÿs, a abordar el arte urbano a través de estrategias como el performance y la fotografía con el fin de ejercer en su entorno, acciones micropolíticas que involucraron al espectador como miembro activo de la obra y entablaron un diálogo con la obra política de contemporáneos como Joseph Beuys.
La diáspora es para Alÿs el lenguaje de su discurso, y es que ya desde su condición de extranjero-turista arraigado a la Ciudad de México y concibiendo el centro de la urbe como estudio, escenario, espectáculo y parte de su obra; el viaje, el flujo y la diáspora son parte medular de su producción artística. En palabras del propio artista: “el collector magnetizado, se da un paseo por las calles, y gradualmente, se construye una coraza hecha de los residuos metálicos que encuentra a su paso. El proceso continúa hasta que el collector esté completamente cubierto por sus trofeos”. El objeto recuperado casi como souvenir del viaje obra supone un registro de la urbe a partir del viaje – con o sin rumbo – a fuerza de crear mapas propios, que han de quedar registrados en los objetos (residuos y deshechos) recolectados, a modo de bitácora de viaje.
Hoy en día, el narcotráfico se ha vuelto un fenómeno que involucra tanto de manera pasiva como activa a diversos sectores de la sociedad, dentro de los cuales, los colectivos han vuelto a emerger para ser un medio por el cual se piensa, se informa y crítica el fenómeno desde la confluencia de diversas disciplinas artísticas y a través del uso de herramientas tecnológicas como Internet.
Cabeza de buey es la cabeza de un buey que ha muerto, resucitado y asumido por azares del destino la patina rojinegra heredada de la cultura visual de movimientos en resistencia del pasado. Ha salido para comparar la realidad con los medios y ha entendido en los colores de banderas, espectaculares y panfletos el nombre de su presente; Narcotráfico.
Cabeza de buey al ser una obra realizada a través de la acción de recorrer el entorno urbano, evoca el nomadismo como un fenómeno social a través del cual se puede pensar el arte desde la realidad de lo evidente exaltando la experiencia, frente a lo estático de la teoría, propuesto por la realidad de las evidencias.
La reflexión sobre el estudio fenomenológico de las acciones expuestas anteriormente, condujeron a la elaboración de Cabeza de buey como un medio para obtener una experiencia dentro del ámbito de lo performático. La acción de cargar y fotografiar un cráneo intervenido en diversos espacios, trajo consigo un diálogo con los transeúntes y personas que hicieron posible este trabajo. Con ello, la labor de informar sobre la obra se hizo necesaria, y la generación de pensamiento crítico evidente.
Lo anterior, me lleva a pensar que el concepto de colectivo no sólo esta referido a la confluencia de diversas disciplinas artísticas en determinado grupo, sino también, de aquellos que participan de manera activa en el quehacer del artista individual.
Generar pensamiento crítico a través del empleo de diversas estrategias como la entrevista, el trabajo de campo o la intervención no concensuada conlleva al fortalecimiento de la memoria histórica, indispensable no sólo para el desarrollo del quehacer artístico, sino también, para la construcción política de una sociedad.
Más allá de la crítica e ironía en la obra del grafitero inglés Banksy, el nomadismo que implica la creación de su obra supone una modificación en los significados del espacio recorrido, el acto de caminar penetra los territorios ajenos volviéndolos propios. Para Banksy el viaje es su modus operandi, el medio que define su obra, la acción de caminar se transfigura en una forma por la cual transformar el espacio, una forma primigenia de construir el paisaje, de este modo, en Banksy el nomadismo se define como una fuerza capaz de intervenir los espacios públicos metropolitanos y periféricos, una forma de intervención urbana que lleva consigo los significados de la reterritorialización, entendida en este caso como el acto de transformación simbólica y física del espacio.
Los tres elementos concebidos en el plano tridimensional, visual y sonoro respectivamente, tienen la finalidad de abordar desde diferentes disciplinas una visión personal sobre el fenómeno del narcotráfico.
Por encima de ello, ha sido un ejercicio crítico sobre la historia de las artes audiovisuales en México de la segunda mitad del siglo XX y forma parte de un catálogo de obras aún por añadir.
“Para retomar una expresión que fue aplicada por Evans-Pritchard a Maree¡ Mauss’ pienso emprender una especie de “metafísica sociológica” que permita mostrar que, contrariamente a las evidencias de la opinión científica, la vida errante y el nomadismo, en sus diversas modalidades, son un hecho cada vez más evidente”
Maffesoli al emprender una metafísica sociológica aborda el individualismo, el desempleo y el productivismo, como fenómenos a partir de los cuales se puede entender el resurgimiento de estructuras arcaicas dentro de las cuales se encuentra la vida errante, fundadora de todo conjunto social.
Considerando lo anterior, fenómenos como las migraciones de individuos a otras sociedades dan cuenta del anhelo del hombre por recorrer un vida marcada por lo cualitativo, el deseo de romper el enclaustramiento y el confinamiento domiciliarios, característicos de la modernidad. Estos constituyen una nueva búsqueda del Santo Grial, la cual reactiva la dinámica del exilio y la reintegración, brinda al hombre movimiento y por tanto flujo de pensamiento, dando cuenta de que el sedentarismo es una negación al cambio y el miedo por reinventarse a sí mismo con todos los riesgos que esto implica.
2501 figuras de barro que llenan la ausencia de las personas que cruzan la frontera rumbo a Estados Unidos y que han dejado vacíos muchos pueblos latinoamericanos. 2501 Migrantes es un sustituto simbólico de los que se fueron, pero principalmente es un homenaje, a los caídos en línea, una dignificación por los que están allá y son discriminados, una reflexión para los que se quedan; a aquellos en su desnudez como migrantes, a nosotros como parte de la realidad que vivimos… “en cada patio de cada casa, en la iglesia, en la calle…la idea es volver a llenar el pueblo.”
Por ello el nomadismo implica ser conciente de la transitoriedad del hombre como materia mística, permitir el flujo de pensamiento a través de la reterritorialización de espacios , exalta las pulsiones del hombre por medio de las cuales recrea una poética individual, acción que pertenece a ese mundo oscuro de la pasión y que ha sido censurado por la sociedad a la cual no le gusta que se le recuerde que no hay más camino que el de la razón.
Es el tiempo de obras que evoquen el viaje como acción imprescindible para la creación y recreen así un lenguaje particular que el sedentarismo dogmático desconoce por la negación de los diversos tipos de realidad apartados del mercado tradicional del arte.
Fuentes
Maffesoli, M. El nomadismo, vagabundeos iniciáticos, Fondo de Cultura Económica, México D. F., 2006.
Debroise, Olivier. La era de la discrepancia the age of discrepancias, arte y cultura visual en México art and visual culture in México 1968 – 1997, UNAM/TURNER, México D.F.2OO6.
Imágenes
Francis Allÿs, The collector : Revista Código.com en: Perfil: Francis Allÿs, La fábula caminante.
Bangsy, Red carpet dinner sevice: en Wikiart; visual art encyclopedia.
Alejandro Santiago Ramírez, 2501 Migrantes: bajo licencia de Lorena Cassady. .